Uno de los hechos más negativos con el que estamos conviviendo de forma creciente, es la mentira y su derivada las “fake news”.
En un mundo y un planeta cada vez con más elementos inviables e insoportables y con una lista creciente de carencias y graves problemas que todos conocemos, tenemos un entorno incierto, complejo e interdependiente, que hace que muy a menudo no sepamos dónde estamos ni hacia dónde vamos o nos hace falta ir, y además en un clima de desconfianza.
Pero todavía menos lo sabremos si el uso de la mentira y el desconsiderar y despistar a los otros, lo consideramos como correcto y usual. Casi es más tenido en cuenta como una habilidad, que como un demérito.
Por otro lado, puede ser que no hace mucho considerándonos como el centro del mundo, nos encontrábamos en una situación muy cómoda, vivíamos en un statu quo que ya iba más o menos bien. Por lo tanto, la deseada tentación de algunos de volver al pasado, al ritmo existente de cambios y avances, es irreal e irrepetible, ya que no es factible.
No estamos entonces en situación de hacer planteamientos ni limitativos ni selectivos (sin considerar los problemas y las interrelaciones existentes). Y por tanto nos corresponde saber dónde puedo y debo llegar / incidir, con corresponsabilidad.
Tampoco estamos en condiciones de dilapidar medios ni esfuerzos, y eso se resume en incidir en lo que tengo al alcance, y no generar confusiones y engaños, sino ser faro, luz y considerar las realidades en las que es preciso y puedo incidir, y en donde es preciso invertir.
En los horizontes que todos y cada uno de nosotros tiene, como persona individual, familia, profesión – trabajo, amistades, entes sociales en que se está presente y con los que hace falta colaborar, nos es preciso invertir para nuestro propio bien y necesidad, y también de los que nos rodean.
La inversión, no obstante, no deviene solo un tema economista, cuando nos referimos a ella, no estamos hablando solo de dinero, sino de aportaciones de tiempo, de dedicación positiva, de conocimientos aplicados, de facilitar las cosas, …. En resumen, invertir en todo lo factible para nuestro futuro.
La velocidad de los acontecimientos y cambios, no nos autoriza solo a renunciar, sino que nos invita a adaptar y modelar. Nos corresponde un esfuerzo de implicación para entrar en la nueva era, y avanzar en el variable contexto en el que de forma continuada nos estamos encontrando.
Todos y cada uno tendremos diferentes potenciales y niveles de responsabilidad, pero todos estamos obligados a invertir en todo lo que sea de utilidad, y no a mentir para evitar el derroche de recursos, y avanzar en la mejora imprescindible de todo lo que nos rodea.
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