Imposible imaginar hace un año lo que viviríamos durante el 2020. Difícil pensar en el mes de marzo que para Navidad seguiríamos confinados. Arriesgado hacer previsiones sobre nuestro futuro inmediato.
Este año ha marcado nuestras vidas como pocos. Se han vivido pérdidas, incertidumbres y situaciones muy duras, pero también hemos conseguido niveles de solidaridad, resiliencia y complicidad que pocas veces se habían podido manifestar tan claramente.
Esperamos mucho del año que nacerá en breve y deseos de salud, de reactivación económica de los sectores más afectados, de recuperación de las relaciones de amistad y profesionales, de recuperar una cierta sensación de control de nuestras vidas y de tantas pequeñas cosas del estilo de vida de cada uno que se ha desvanecido de la noche a la mañana.
Pero los deseos no suelen cumplirse por puro azar, es preciso perseguirlos y trabajarlos con persistencia, con determinación y esfuerzo, pero también con propósito y principios claros.
La pandemia nos ha permitido revisar muchos aspectos de nuestras vidas, es importante recordarlo para orientar la energía que necesitamos para construir el futuro más inmediato.