Que en el mundo actual está todo cada día más entrelazado, creo que todos lo suscribimos, y que además, cada día está yendo a más.
Que de eso se deriva que cada vez estamos obligados a pensar en global, es de una lógica contundente. Retos como la Covid-19, el fenómeno de la globalización, el cambio climático y el deterioro del medio ambiente, por citar algunos, son cada día más evidentes.
También la disponibilidad de medios y técnicas cada día más sofisticadas, como es el caso de la digitalización y la inteligencia artificial, llevan a replanteamientos que superan con creces al individuo y a la “tribu” (en el sentido más amplio del término).
Y si lo enfocamos desde una óptima de lo cotidiano, dos ámbitos clave a partir de la realidad de lo limitado y lo disponible, como son los alimentos (agua incluida) y los minerales, nos intensifican las carencias y dependencias que nos aportan a la necesaria búsqueda de soluciones, que resulten válidas y asumibles por este planeta global y sus habitantes.
Hemos de contar entonces, con los nuevos medios y realidades, cada vez más complejos, que van más allá de los tradicionales y usuales, que al menos dominábamos razonablemente dentro de nuestro alcance.
No es solo una cuestión de ética, sino también de propia necesidad, que se han de resolver nuestros problemas, al igual que los del entorno con los que estamos obligados y necesariamente interrelacionados. No nos servirá estar vacunados, si en nuestro entorno (y así es seguro según los expertos) hay colectivos desfavorecidos que no lo están.
Hay dosis de responsabilidad para todos, frente a las necesidades y realidades del entorno, por favor “HAGAMOS-LO FÁCIL”, y esto permite y obliga a poder prestar servicios a todos los que lo necesitan, por ejemplo, gente mayor, o muchos analfabetos informáticos y digitales.
En el mundo de la enseñanza y formación, tengamos cuidado de esta máxima. En el mundo de la banca, como en tantos otros, puede ser que entenderemos mejor el cargo de comisiones y gastos, si se reciben fehacientemente unos servicios, y orientaciones que nos lo hagan más fácil, sobre todo a quien más lo precisa.
En resumen, para todos y a todos los niveles, incluido el de usuario, hagamos las cosas pensando en global, y en hacerlas más fáciles. Es un reto y una necesidad, patente en nuestra cotidianidad, y en favor de nuestros propios intereses.