Estoy convencido de que en los últimos tiempos muchos de vosotros sentís esa sensación de que se os está removiendo la tierra bajo vuestros pies.
Esa sensación incómoda, angustiosa incluso, de que liderar vuestras empresas o estar al frente de las instituciones que dirigís no es ya solo difícil per se, sino que además, hemos entrado en una era que ese oficio se ha transformado en una navegación a través de un puñado de incertidumbres casi imposible de manejar.
El papel de las redes sociales, el rapidísimo cambio en el entorno tecnológico, el manejo de la infoxicación que afecta a mi compañía, los grandes retos geopolíticos, la inmigración masiva en ciertos puntos del orbe, el acecho del cambio climático, los nacionalismos crecientes, el desconcierto institucional o el rol de Europa son, entre otros muchos ejemplos, los que generan esa sensación de que la tierra se mueve bajos nuestros pies y no sabemos cómo abordarlo: inseguridad jurídica, mercados cambiantes a un ritmo de vértigo, sensación de amenaza que llega desde cualquier rincón y que no deja ver las oportunidades …
Todo va rápido, muy rápido y nada puedo escribir que modere esas sensaciones, ahí están para quedarse durante un buen tiempo, pero sí puedo asegurar que, sobre todo en la época en que nos ha tocado vivir, necesitamos muy buenos líderes. ¡Cómo los echamos en falta en algunas facetas de nuestra vida! Buenos líderes de verdad.
Y no me refiero a esos líderes que lo son porque hayan sido educados en las mejores facultades y hayan podido tener la carrera adecuada, lo cual puede ser muy meritorio, sino a aquellos que lo son porque tienen la altura moral y humana para serlo.
Ahora más que nunca, necesitamos líderes con visión global, que sepan salir de la camisa de fuerza que representan las aristas de los problemas en discusión y sepan verlos en una dimensión holística y global, que sepan dar un paso atrás para dar dos pasos hacia delante, que busquen con ahínco lo que es mejor para todos los Stakeholders y no solo para unos pocos.
Necesitamos líderes en nuestras organizaciones que sean profundamente humanos y que tengan una alta capacidad de comprensión moral, que entiendan que avanzar, en todo el mundo, hacia una sociedad mejor, necesita de una dimensión humanista en la toma de decisiones.
Necesitamos líderes que sepan trascender del movimiento de tierra bajo sus pies para comprender las mega tendencias y fuerzas que hay detrás esos movimientos y que sepan visualizar cómo debemos plantear el futuro de la organización en base a esa comprensión profunda.
En esta etapa de la historia de la humanidad, necesitamos a todos los niveles, esos líderes que sepan buscar una nueva etapa de esperanza, porque la tierra continuará moviéndose bajo nuestros pies.