Se dice de uno de los más célebres pensadores del siglo pasado, Bertrand Rusell, que cuando después de los desastres de las dos guerras mundiales del siglo XX – la química y la atómica –, se le preguntaba en medio de aquel marasmo de pesimismo, cuál sería el arma determinante de la desgraciadamente previsible IIIª guerra mundial.
La respuesta meditada de Bertrand Rusell, fue que ignoraba cuál sería esta nueva arma determinante de la IIIª guerra mundial; pero que tenía claro que para la IVª, el armamento clave serian el arco y las flechas.
A pesar de los muchos inconvenientes y problemas del mundo que nos rodea, sí que vivimos en una realidad permanentemente cambiante, que comporta que inclusive a corto plazo, no sabemos dónde estaremos y cómo viviremos.
Motivos para pensar en locuras como las guerras, y el triste modus vivendi de muchos de los humanos, derivados de situaciones de injusticias continuamente generadas, conlleva que no nos podamos limitar a visiones egoístas en todos los ámbitos de nuestra vida.
El movernos en un mundo global, en el que estamos totalmente inmersos, no quiere solamente corresponsabilidad y por tanto menos egoísmo, sino que quiere decir implicación en todo lo que es nuestra área potencial de influencia.
Un tema que no por prosaico, ha devenido de la máxima importancia. Hasta hace poco, todos nuestros desperdicios, deshechos, etc., comportaban tener sólo el ocuparme de tirarlo, dentro de unas mínimas pautas de funcionamiento.
Actualmente, a lo que estoy obligado, no es a tirarlo, sino a ser partícipe de un modelo que implica eliminar i reciclar todo lo que tiramos, o el planeta no lo puede resistir.
Es pues determinante que el pensamiento abierto, no ha de responder sólo a los intereses personales. Podemos ser capaces de todos juntos ir viviendo mejor, pero si tenemos una postura activa, o sino pronto caeremos en una guerra, y quizás como preveía Bertrand Rusell, con arco y flechas.
Que las vacaciones también nos ayuden a repensar nuestro modelo de actuación y de convivencia, para garantizar el futuro para nosotros y para todos los demás también como condición necesaria.